Hundiré mi raíz en ti, lentamente, hasta que la tierra se acabe. Lo haré hasta que el aire queme nuestras pestañas, hasta el fin de cada latido, después de cada aire puro y nuevo.
Intentaré (y lograré) recordar cada caricia, para poder elevarme en ella, sentirla casi real, y volar.
Volar hasta poder contemplar la paz que invade el momento; aquel momento tan sincero (tan fugaz), que nunca pude alcanzar
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