Lo insipiente de esta situación, la hace única. El descuido, tras miles de momentos similares, calculados de manera determinante, me hace volver a la sensación de paz tan buscada.
Pero retrocedo y no encuentro calma, quizas no la haya, quizás es el tiempo (real) el que falla.
Bandera blanca.
Pido tregua a esta guerra entre vos y mi mente, que estalla. (O que ya no está)
No quiero volver a convencerme. Sólo son casualidades causales. No quiero quedarme. No quiero irme ni quitarte. No quiero verte. No quiero verme ni olvidarme. No quiero más. No quiero volver (a buscarte). No quiero nadar ni quiero entregarme. No quiero fluír ni estancarme. No quiero no querer. Quiero marcharme. (No quiero retroceder) quiero embriagarme de la luz apagada de cada día nuevo, de cada sonrisa desplegada, de cada bandera, de cada mirada, de cada caricia y de cada cosa que me (a) traiga.
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